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MotoKRZR K1 Cristalino

miércoles 22 de octubre de 2014, 13:04h

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Diseño. Esa es la cuestión. Y para ser originales, empezaremos la prueba del último e impronunciable Motorola, el MOTOKRZR (algo así como motokeireizer), para los amigos K1, hablando del pack de venta. Sí, de la caja, del embalaje. ¿Por qué? Porque él lo vale. Pero antes... cuatribanda, cierre de concha, generación 2.5, con cámara y reproductor.

Realizada la introducción de producto, volvemos a lo nuestro: la caja. Y es que detrás de cada gran producto hay un gran diseñador, alguien que estudia al milímetro lo que nos quiere ofrecer para que, sin sentirlo, lleguemos a la idea. Y ese es el caso del genio que creó este embalaje; del cual, probablemente, nunca conozcamos su nombre. En principio es... una caja, aparentemente doble (es decir, enfundada) a las que esperas dar un empujón y que salga por el otro lado para mostrarnos el producto. En el frontal, la imagen de un cristal tallado (idea de joya, de piedra preciosa, de valor, pero también de cristal en sí mismo). En el centro, la foto del teléfono a tamaño real y debajo el nombre. Sin más. El lateral derecho reproduce el terminal de perfil y nos muestra el camino para llegar al secreto: una muesca semicircular idéntica a la que hay en el otro lateral, donde, además de los códigos de barra y referencia de venta obligada, vemos que el equipo lleva ranura para tarjeta de expansión MicroSD. Por detrás, una presentación bicolor en varios idiomas y el símbolo de Bluetooth. Así, antes de leer las explicaciones del fabricante y de ver el microteléfono ya sabemos mucho: que es un teléfono no sólo delgado, sino estrecho, que el cristal debe ser uno de sus componentes esenciales puesto que se busca la identificación entre producto e imagen, que la memoria es ampliable, que lleva conectividad Bluetooth y que se comercializa, cuando menos, en toda Europa. Si somos observadores, vemos también que tiene doble pantalla y cámara. La leyenda posterior dice: “Diseño elegante con magnificas prestaciones: Perfecto equilibrio entre diseño y funcionalidad; todo unido en un sensacional equipo. Entretenimiento: reproductor de música integrado con capacidad para tarjeta de memoria externa y Bluetooth estéreo. Fotos de alta calidad: cámara de 2Mp con zoom digital de 8x”. Y sentimos necesidad de verlo... y... no podemos abrirlo. Aumenta la tensión y el deseo, pero no lo conseguimos. Tiramos y tiramos intentando separar el aparente forro de la caja del embalaje en sí mismo... hasta que una luz nos ilumina y utilizamos las muescas laterales y, entonces, se despliega el interior y deja al descubierto lo que, a primera vista, parece una barra de cristal pulido azul con efecto espejo, de bordes redondeados recubiertos en metal: el teléfono. En el lado opuesto cartón negro que, en seguida, vemos que se trata de una tapa que esconde los manuales, conectores, cascos... ‘lo otro’, aquello que no debe restar importancia a ‘nuestro tesoro’.

Plano pero útil Pero dejando a un lado la imaginación y la literatura pobre, tenemos que centrarnos en la prueba de producto y la tecnología. No obstante, hay que reconocer que el diseñador consiguió su objetivo y que ya tenemos una idea de lo que, ahora, tenemos en las manos: hablamos de un terminal factor de forma híbrido, ya que es barra con antena integrada, pero con cierre de concha -el orgullo de Motorola-. Como peculiaridad, el último grito en diseño móvil, el recubrimiento exterior en cristal que, no sólo embellece, sino protege el display exterior el cual, en este caso, es CSTN de 96x80 px. de resolución, 1 pulgada y 65.000 colores. Es personalizable y muestra cobertura, batería, reloj y fecha, además de identificación de la llamada entrante. También bajo el cristal azul una luz verde brilla cuando el terminal está en carga. El tercio inferior, el que no se abre con la tapa, aloja altavoces estéreo con un campo de acción muy amplio, lo que nos permite escuchar el sonido alto, claro y sorprendentemente nítido para tratarse de un teléfono móvil. Un punto rojo en la tapa acristalada delata la cámara de 2 Mpx que, una vez activa, muestra la imagen que enfoca o bien en la pantalla interior, o bien en la exterior, lo cual nos permite realizar autorretratos cómodamente, ya que se dispara con el llamado botón inteligente situado en el lateral izquierdo. El sistema de fotografía cuenta con zoom 8x, y programa de pre y post edición. Así, entre otras cosas podemos regular la calidad y tamaño de la imagen, la máscara de color (rojizo, azulado, blanco y negro, negativo, color), el sonido del obturador, el efecto espejo, rotar, variar contraste y brillo... Por lo demás, de la apariencia exterior sólo nos queda señalar el juego de materiales en brillos y mates, pulidos y rugosos -para que no resbale-. Una vez abierto, en la parte superior del K1 disfrutamos de una pantalla TFT 176 x 220 px.; 1,9 pulgadas y 262.000 colores, de una calidad extraordinaria y en la inferior de un teclado plano y retroiluminado similar al que ya popularizara Motorola con el V3. Doce teclas alfanuméricas y otras seis de función a las que se suma el navegador de cuatro posiciones y pulsador central.

Fiel a su SO En esta ocasión, Motorola apuesta de nuevo por su sistema operativo propietario cuya principal característica es el altísimo nivel de flexibilidad y personalización con que cuenta; por que se despliega hasta el infinito y el usuario que consigue alcanzar sus más recónditos secretos puede presumir de un terminal absolutamente personalizado al que poco más se le puede pedir dentro de la gama y precio. Agenda, Últimas llamadas, Mensajes, Herramientas, Aplicaciones, Opciones Wap, Multimedia (sonidos/reproductor, imágenes, vídeos, cámara, cámara de vídeo y aplicaciones), Conexiones y Configuración. Entre los detalles que cabe destacar, la asignación de funciones a las diferentes teclas configurables para facilitarnos al máximo la vida: mostrar u ocultar los iconos de las funciones asignadas al navegador en pantalla, las cuatro posiciones del navegador central, las teclas multifunción derecha e izquierda y la tecla inteligente. También podemos decidir que los menús sean rotativos o que, simplemente, se desplace el cursor de arriba hacia abajo y viceversa. Y algo que no se suele utilizar y que resulta muy práctico, el almacenamiento de los mensajes que no queramos perder en la tarjeta SIM, de forma que si cambiamos de terminal éstos se vienen con nosotros. En cuanto a temas técnicos, uno a destacar, indudablemente, es el sistema de transmisión GPRS, el cual cuenta con diferentes clases dependiendo del número de slots (canales) que dedica a la subida y a la bajada de datos. Hasta ahora, lo mejor del mercado de la telefonía móvil utilizaba GPRS clase 10, con cuatro slots de bajada y dos de subida; pero éste Motorola ofrece una transmisión de datos mejorada y simétrica, con cuatro canales de bajada y otros cuatro de subida (clase 12). Hay que destacar, así mismo, el sistema Bluetooth de conexión inalámbrica de doble entrada, lo que nos permite vincular varios dispositivos al nuestro. En resumen, otro terminal en la línea revolucionaria de Motorola dispuesto a no ceder su segundo puesto en el mercado nacional y, mucho menos, el número uno

Una función que nos ha llamado la atención en el KRAZR es la de posponer llamada. Una respuesta automática en forma de contestador en la que realizamos una grabación que salta cuando pulsamos el botón exterior derecho o, si abrimos la tapa, al presionar el botón multifunción también derecho. Nuestro interlocutor oye nuestro mensaje y sabe que no es que no queramos hablar con él y le colguemos, sino que nos resulta imposible en ese momento.mundial.
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