El Parlamento Europeo (PE), ya reclamaba en 2014 el desarrollo de un tipo de cargador único para todos los modelos de móvil, tabletas, libros electrónicos y demás dispositivos portátiles. Sin embargo, el hecho de haberse limitado a “animar” a las compañías a unificar sus cargadores, parece ser insuficiente. A pesar de haber reducido el número de cargadores distintos de más de 30 a solo 3 en 10 años desde 2009, el PE ha instado a la Comisión a adoptar medidas legislativas antes de julio de este mismo año, para reducir el número de clases de cargadores a 1.
“Carácter Urgente”
Para tratar de reducir la cantidad de residuos electrónicos, la UE ha decidido que su deber es adoptar “con carácter urgente” las medidas propuestas, además de poder ofrecer a los consumidores opciones más sostenibles. La resolución ha sido aprobada por la Cámara con 582 votos a favor, 40 en contra y 37 abstenciones, confirmando así, que los eurodiputados desean que la Comisión ponga en práctica los actos previstos en 2014 o cree nuevas medidas legislativas antes de julio de 2020.
A pesar de todo, los eurodiputados y con ellos la Comisión Europea (CE), son conscientes de la necesidad de innovar y realizar avances técnicos para mejorar las tecnologías existentes y desarrollar otras nuevas y por ello deben garantizar que el marco legislativo aplicable a un cargador común sea verificado regularmente, teniendo así en cuenta cualquier avance técnico que se desarrolle durante el periodo de tiempo entre revisión y revisión.
La necesidad medioambiental
Los residuos electrónicos representan en torno a 50 millones de toneladas métricas de basura anuales, lo que supone unos 6 kilos por persona.En Europa, en 2016, esta basura electrónica alcanzó los 12,3 millones de toneladas métricas, casi 17 kilos por habitante. El corto ciclo de vida y la gran cantidad de desechos que genera la industria conlleva el aumento de residuos de forma drástica, algo que la UE pretende regular.