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Por Pilar Bernat
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pbernattelycom4com /7/7/16
miércoles 22 de octubre de 2014, 13:04h

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Con la versión S de su tableta de 10.5”, Samsung ha hecho una apuesta definitiva por la calidad de la pantalla, la ligereza y la funcionalidad. La implementación del software resulta muy llamativa y práctica.

Con medidas de escándalo en cuanto a grosor y peso (24.73 x 17.73 x 0.66 cm y 465 g), resulta un ejercicio muy aleccionador el sentarnos a superponer y comparar el Tab S con otros productos similares del mismo fabricante y de la mejor competencia.
La calidad de la pantalla viene determinada por el término Súper AMOLED (2560 x 1600 px / 320 ppp), una definición hasta ahora sólo vinculada a los móviles que le confiere características técnicas tales que parece que la imagen es un pegado adherido a la superficie; realmente no hay aire entre la placa y el cristal. Así mismo, ofrece mayor ratio en relación al tamaño absoluto, 4 millones de píxeles; mayor información por píxel; el 90% del pantone de colores y más contraste (se pasa de un ratio 1000:1 a 100.000:1). Así mismo, el display tiene modo adaptativo, cineAMOLED, fotoAMOLED y básico. La resolución, WQXGA (2.560 por 1.600 píxeles, formato 16:10).
Todo esto se traduce en claridad, nitidez, ángulo de visión y respuesta, además de evidentes mejoras con respecto a otros productos del mismo Samsung; lo cual es fácil constatar en cuanto se realizan pruebas de pantalla y si tuviéramos que ponerle un pero, lo haríamos en el nivel de saturación de negros, que llega a formar masa. Por cierto, en situaciones de exceso de luz solar el visionado es muy correcto.

Elegante
Si hablamos de diseño, hay que señalar que el terminal de prueba, en tono ocre, resulta muy elegante; aunque nunca mejor dicho, para gustos están los colores, porque también se comercializa en blanco. Prácticamente imperceptibles, en el marco se sitúa el puerto de carga, la cuna de la tarjeta SD (hay versión con SIM), el pulsador de activación y el doble botón del volumen.
Algo que no me gusta en la política de Samsung es la fabricación con dos procesadores diferentes, ya que el primer impacto a veces es muy alto y cuando realizas las 'pruebas de campo' y notas alguna diferencia, basta realizar un test de resistencia o sencillamente acudir a las propiedades del terminal para darte cuenta de que es lo mismo... pero no.

Dos procesadores
Así, el Galaxy Tab S se comercializa en modelos con dos procesadores diferentes: un Exynos Octa-Core a 1.9 MHz y un Qualcomm Snapdragon 800 4x a 2.3 GHz. La prueba de producto se realizó sobre el primero y en los resultados finales de los test de resistencia, cualquier teléfono de máxima gama y última hornada, incluido el Galaxy S5, lo supera. ¿Significa esto que es malo? No, en absoluto. Muy al contrario el comportamiento es muy bueno, el toque suave y los movimientos fluidos, pero hablamos de codearse con el mejor.
Al procesador lo acompañan 3 GB de memoria RAM, sistema operativo Android 4.4 Kit Kat y 16 GB de almacenamiento, todo lo cual nos permite disfrutar de una gestión ágil e inteligente que optimiza nuestro rendimiento en términos de eficacia y productividad. La batería es de 7.900 mAh y si el brillo y la calidad de la pantalla invitan a preocuparse por la duración de la misma, lo cierto es que el consumo no sólo no es mayor, sino que nos concede un día de uso intensivo sin problemas.
Por lo demás, cámara delantera de 2.1 Mpx y la principal de 8 Mpx con flash LED, ambas HD. No dispone de NFC pero sí de Bluetooth 4.0, A-GPS para posicionarnos y guiarnos y funcionalidad WiFi completa.
Samsung ha realizado un esfuerzo enorme en términos de software que aporte utilidad al terminal, hecho que resulta muy agradable sobre todo para trabajar, para los amantes del fútbol, los del comic (Marvel) o los lectores a través de Kindel.
Eso sí, si queremos leer, la barra multitarea resulta francamente molesta.