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martes 02 de enero de 2024, 11:30h

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Cualquiera que siga las noticias sobre el sector de las Telecomunicaciones ve que se están produciendo, y se van a producir, importantes movimientos, sobre todo por parte de los operadores, no tanto por la de los fabricantes, que cambiarán profundamente el panorama actual tal y como lo conocemos, algo que está motivado, en gran parte, por una legislación que no ha satisfecho las expectativas establecidas con la liberalización a partir de 1998.

Así, mientras que en Estados Unidos y China existen unos pocos operadores, con peso muy significativo, que sirven a un mercado muy amplio y de gran poder económico, en Europa la situación es muy distinta, con cuatro o cinco por cada uno de los países, lo que hace que estos no se vean favorecidos por los beneficios propios de las economías de escala. Es más, con los “virtuales”, la fragmentación es aún mayor y, lo peor de todo, que se produce una guerra de precios en la que todos se ven envueltos, tendiendo a una oferta “low cost”, lo que reduce considerablemente los márgenes/beneficios de los operadores y les resta ingresos para sus futuras inversiones, tanto en adquisición de nuevas frecuencias, así como para desplegar fibra, implantar las nuevas redes 5G u ofrecer nuevos servicios. En definitiva, se ven sometidos a una gran presión y a importantes desafíos.

"Los operadores no sólo se centran en la calidad o el rendimiento de sus operaciones de red como parte de su estrategia, sino también en desprenderse de sus 'torres' para capitalizar su deuda"

Una consecuencia de todo esto es que los operadores no sólo se centran en la calidad o el rendimiento de sus operaciones de red como parte de su estrategia, sino también en desprenderse de sus “torres” para capitalizar su deuda. Se trata, sin duda, de una decisión para obtener un mayor porcentaje de cuota de mercado a la vez que se reduce la deuda y se aumenta la competitividad. Por otra parte, pretenden que los OTT (Over The Top) paguen por el uso de sus redes ya que son los grandes generadores de tráfico de banda ancha, algo que ya hacen los usuarios, a lo que éstos (las big tech americanas), se oponen, así que lo que se conoce como una “contribución justa” (fair share) está en el aire.

Por otra parte, no solo los operadores, sino también las principales empresas del sector tecnológico, que han visto como se reducen sus ingresos por la competencia y la bajada de precios, están anunciando despidos. Empresas como Amazon, Google, Meta, Microsoft, Salesforce, Twitter, Cisco, Philips, Nokia, Dell o IBM llevan meses despidiendo a decenas de miles de empleados, y anuncian nuevas olas de despidos, lo que provoca cierta incertidumbre.

De todo esto se puede deducir que una posible solución viene porque los operadores tengan más peso de mercado y, consecuentemente, más poder de negociación, tanto frente a proveedores como a clientes o los propios generadores de contenido. Pero esto, en Europa, no parece nada fácil, así que, mientras tanto, podemos apreciar diferentes movimientos en el mercado, como es la entrada del operador de telecomunicaciones de Arabia Saudita, Saudi Telecom Company (STC), así como de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), la entidad del ministerio de Hacienda que gestiona las empresas públicas, con las consecuencias que esto puede tener en el control del principal operador y en su plan estratégico para los próximos tres años (2024-2026), que apuesta por reducir la deuda, pero también la inversión, y por reforzar a Telefónica Tech.

Por otra parte, el gran movimiento que se está dando es el anuncio, en octubre, de la compra por el fondo de inversión británico Zegona (anterior propietario de Telecable y accionista de Euskaltel) de Vodafone España por 5.000 millones de euros, una operación que supone un amplio fracaso para el grupo Vodafone en España que, en 2014 −cuando estaba valorado en unos 20.000 M€− adquirió Ono por 7.200 M€, una cifra muy superior a la que va a pagar ahora Zegona por el conjunto de la filial española. Además, planea una serie de despidos y cierre de tiendas para reducir gastos, y es de suponer que su intención es hacerla más rentable para venderla en unos pocos años. La razón de ello: la operadora británica culpa de su salida de España a los bajos retornos de sus inversiones.

El otro gran suceso en el mercado es la anunciada fusión de Orange con MásMóvil, pendiente de la aprobación de la Comisión Europea, puesto que de producirse reduciría el número de operadores de red en España, eliminando una importante presión competitiva, lo que podría conducir a aumentos significativos de precios para los clientes; además, alteraría el mapa de las telecomunicaciones en España, puesto que Telefónica dejaría de ser el líder por clientes en el mercado nacional. Así que, para evitar esta concentración, Bruselas propondrá una serie de medidas (remedies), lo que ya pasó en la fusión de Orange y Jazztel en el 2015, como puede ser la venta, a precio inferior al de mercado, de ciertos activos −una marca, frecuencias, parte de red y facilidad de acceso−, al operador rumano Digi, que pasaría a ser del quinto al cuarto operador.

"El factor más relevante es la irrupción en el mercado de algunas aplicaciones que utilizan la inteligencia artificial"

Además de lo que ha ocurrido con los operadores en 2023, aparte de otros factores, quizá el más relevante haya sido la irrupción en el mercado de algunas aplicaciones que utilizan la inteligencia artificial (IA), cuyo ejemplo más significativo es ChatGPT, que promete revolucionar el mundo, afectando a muchas profesiones y profesionales, pues aquellos que se familiaricen con la IA tendrán una ventaja competitiva, por lo que las grandes potencias tratan de regularla. Pero no solo es la IA, sino que la IoT, Cloud, Edge, VR/AR/XR, NFT, Big Data, Machine Learning, Open RAN, Web 4.0, 6G, SDN, Blockchain y la Ciberseguridad también tendrán un fuerte impacto.

En resumen, lo que pase este año 2024 será muy importante para el sector tecnológico, pues llevará a una etapa de racionalización y consolidación en la que cambiará el mapa del sector y asistiremos al auge de nuevas tecnologías con un gran impacto en la forma en que utilizamos los servicios de telecomunicaciones, además de soportar la transformación digital a la que están abocadas todas las empresas para sobrevivir. Los operadores de telecomunicaciones están obligados a adaptarse a esta revolución tecnológica y para ello la fragmentación del mercado es un freno a superar, pues necesitan escala y agilidad para obtener rentabilidad y adoptar ágilmente las decisiones que se requieran.

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