El estudio, basado en las respuestas de más de 400 responsables tecnológicos europeos, concluye que el 70% de las compañías aún no cuenta con estructuras sólidas para supervisar y controlar el uso de la IA. Uno de cada cinco proyectos ha experimentado problemas importantes de implementación, principalmente relacionados con la falta de estrategia, la calidad de los datos y la escasez de perfiles especializados.
Casi la mitad de las empresas dispone ya de un equipo dedicado a la gestión de la IA, pero un tercio reconoce no contar con personal especializado ni planes para incorporarlo. Esta carencia pone en duda su capacidad para cumplir con los requisitos del Reglamento Europeo de Inteligencia Artificial (EU AI Act), que exigirá controles éticos y técnicos más estrictos.
Por sectores, energía, transporte, telecomunicaciones y finanzas lideran la implantación con más del 60% de las organizaciones dotadas de equipos específicos, mientras que la administración pública apenas alcanza el 27%, lo que refleja una brecha de madurez preocupante en ámbitos de alto impacto ciudadano.
El informe también señala que solo una de cada cuatro empresas desarrolla sus propios modelos de IA, mientras que la mayoría recurre a soluciones externas o modelos preentrenados sin control suficiente sobre su funcionamiento.
Entre los principales obstáculos identificados, el 45% de los problemas se relaciona con la falta de estrategia o de recursos financieros, humanos o técnicos. Otro 30% está vinculado con la calidad y disponibilidad de los datos, y el 25% con la confianza y la responsabilidad de los sistemas, donde persisten dudas sobre la explicabilidad, los sesgos y la supervisión humana.
“Las empresas están entusiasmadas con el potencial de la inteligencia artificial, pero subestiman los retos que implica su gestión. La IA no es solo una cuestión tecnológica, sino también un desafío de gobernanza, ética y talento”, afirma Dejan Glavas, profesor de finanzas y director del Instituto AI for Sustainability de ESSCA.
Para hacer frente a este déficit, ESSCA ha puesto en marcha en su campus de Málaga un programa de grado en Gestión Empresarial Internacional con especialización en Business AI, Data y Ciberseguridad. “Queremos integrar la gestión empresarial con la aplicación responsable de la IA en los negocios”, explica Stéphane Ruiz, director del campus.
El barómetro de ESSCA propone seis líneas de actuación para mejorar la madurez de las empresas europeas en el uso de la IA: reforzar la formación en inteligencia artificial y gestión de datos, adoptar estrategias de prueba y aprendizaje controladas, crear marcos éticos alineados con la normativa europea, fomentar la colaboración con legisladores y expertos, medir el impacto ambiental de la IA y promover su uso responsable en sectores de alto impacto social como la salud o la educación.
Glavas concluye que “la madurez en la gestión de la IA no se construye solo con inversión, sino también con aprendizaje organizacional”. Según el informe, las empresas que ya han enfrentado dificultades son precisamente las que más han avanzado en cultura de control, formación y supervisión ética, una lección esencial en una era donde la inteligencia artificial es tan transformadora como exigente.