En España, esta situación revela un problema global, donde el porcentaje de contratación de mujeres para puestos de liderazgo ha disminuido del 37,5% en 2022 al 36,4% en 2024 a nivel mundial. Esto indica que las crisis económicas impactan de manera desproporcionada a las mujeres, lo que se refleja en la disminución de su representación en roles de liderazgo.
Por su parte, Rosario Sierra, directora de negocio corporativo de LinkedIn España y Portugal, ha expresado su preocupación “Un año más, somos testigos de cómo la economía mundial ha afectado de forma desproporcionada a las mujeres, incrementando aún más los problemas sistémicos que las frenan en el lugar de trabajo. El decrecimiento del porcentaje de mujeres en puestos de liderazgo resulta preocupante: es crucial revertir los números cuanto antes y no dejar que la representación femenina en la alta dirección siga cayendo año tras año tras la tendencia de crecimiento que experimentó su momento más álgido en 2022”.
La presencia de mujeres en el entorno laboral disminuye a medida que ascienden en sus roles
Por otro lado, los datos de LinkedIn también revelan que la presencia de mujeres en el entorno laboral disminuye a medida que ascienden en sus roles. Mientras representan el 49% de la fuerza laboral en niveles iniciales, este porcentaje se reduce al 34% en puestos de vicepresidentas y al 24% en puestos de nivel C. Esto sugiere que no se está brindando suficiente apoyo a las mujeres en su progresión profesional, lo que incluye la falta de políticas de trabajo remoto o híbrido, a pesar de que las mujeres son más propensas a buscar este tipo de modalidad.
Paralelamente, a nivel global, los sectores con mayor representación femenina en los niveles iniciales muestran descensos más lentos en la representación femenina en los niveles superiores, demostrando una mayor resiliencia a las crisis económicas. Además, el informe destaca que los sectores con menos del 50% de representación femenina tienden a mostrar asociaciones entre el empeoramiento de los mercados laborales y una menor proporción de contrataciones de altos cargos por parte de mujeres. Esta desigualdad de género a nivel sectorial se vincula principalmente a las diferencias salariales entre hombres y mujeres, ya que estas tienden a estar peor pagadas en las industrias en las que representan una mayor proporción de la fuerza laboral.