El informe de la consultora refleja una tasa de crecimiento del ahorro de más del 80% en los próximos cuatro años debido al auge de estos servicios sanitarias a distancia que incluyen tecnologías como las teleconsultas, la monitorización remota de pacientes y los chatbots.
Las teleconsultas, claves en el ahorro
Según el informe, las teleconsultas son un servicio clave para estos ahorros significativos, sin embargo, el ahorro se limitará a los países desarrollados, donde el acceso a los dispositivos necesarios y la conectividad a internet son frecuentes. De este modo, más del 80% del ahorro será atribuible a Norteamérica y Europa en 2025.
El número total de teleconsultas realizadas en todo el mundo alcanzará los 765 millones en 2025
Asimismo, se prevé que el número total de teleconsultas realizadas en todo el mundo alcance los 765 millones en 2025, frente a los 348 millones que se realizaron en 2020, lo que supone una tasa de crecimiento anual compuesto (CAGR) del 17,1% a lo largo del periodo de previsión.
En este sentido, la facilidad de las teleconsultas frente a las consultas presenciales supondrá un importante ahorro en los costes, de manera que en 2025 la teleconsulta costará de media unos 32,40 dólares, frente a los 93,90 dólares de una consulta presencial.
Desregular la telemedicina
Por otro lado, otro informe de la misma consultora británica estima que en 2019 se realizaron más de 280 millones de teleconsultas, mientras que en 2020 esta cifra se disparó hasta los 348 millones por la pandemia de la COVID-19 y el aumento de soluciones de telemedicina, como las lanzadas en España por operadores como Ahí+, Movistar y MásMóvil, entre otros.
En este contexto, Juniper Research asegura que las actividades de los desarrolladores de servicios de salud de terceros serán “cruciales” para acelerar el despliegue de estos servicios y aumentar su adopción entre los proveedores de atención médica.
"Cualquier desregulación debe garantizar que la confidencialidad del paciente no se vea afectada"
Sin embargo, estos servicios requieren una importante inversión en la integración de los servicios y los requisitos de protección de datos sensibles, que desalentarán la adopción entre los proveedores sanitarios más pequeños.
De este modo, se insta a continuar desregulando los servicios de telemedicina para minimizar las barreras de entrada para los más pequeños, pero Adam Wears, autor del informe, recuerda que “cualquier desregulación debe garantizar que la confidencialidad del paciente no se vea afectada”.