Aunque no soy muy partidario de introducir cámaras en casa, cuando me propusieron desde Google probar la nueva Nest Cam, les dije que sí. Se trataba del nuevo modelo de cámara con cable para interiores, la segunda generación.

La he estado probando intermitentemente durante unas seis semanas. Lo de intermitentemente se debe fundamentalmente a que en un momento entendimos (las dos partes: Google y yo mismo) que algo no funcionaba bien con el equipo y cambiaron la unidad de prueba por otra.

El problema surgió al desmontar la cámara para colocarla en otra ubicación. Google Home se negaba a reconocer la Nest Cam para interiores, con cable, de segunda generación. Es decir, que si la quitaba de una ubicación y la instalaba en otro sitio no podía volver a configurarla. Incluso desinstalando Google Home.

Ni desde la propia cámara ni a través de la app se puede hacer un reset

Y aquí aprecié un problema añadido: la Nest Cam no tiene un sistema de reseteo. Ni desde la propia cámara ni a través de la app se puede hacer un reset para dejarla como recién salida de la fábrica.

Lo peor del caso es que con la segunda unidad he tenido el mismo problema. En el primer intento, y una vez aprendida la lección de utilizar la app Google Home y no la específica de Nest, la aplicación móvil (estoy utilizando un iPhone 13 Pro Max, por si acaso) reconoce la cámara -tras escanear el código de barras- y permite su uso. Antes has tenido que crear la casa aportando datos como la dirección, el código postal, la ciudad...

Repetí el proceso. Borré la casa que había configurado, volví a crear otra con nombre diferente y recomencé la configuración. Tras el primer intento a través de la red, solicita la lectura del código de barras y... "ocurrió un problema". Vamos, que tampoco he podido utilizar de vuelta la segunda unidad.

Cámara Full HD con 135º

Independientemente de este inconveniente serio, la Nest Cam funciona como promete. Técnicamente, cuenta con una cámara con un sensor de dos millones de píxeles y con zoom digital de seis aumentos. La resolución máxima del vídeo es Full HD (1920 x 1080 p), el campo de visión es de 135 grados, lleva dos LED infrarrojos que le permiten visión nocturna, incorpora en el cuerpo de la cámara micrófono y altavoz y tiene un cable de tres metros de longitud que -junto con el kit de montaje- posibilita instalarlo en puntos bastante alejados del enchufe.

Para funcionar, tiene que estar dentro del rango de cobertura de una red WiFi con al menos dos megas por segundo libres y que sea consistente, y se controla desde la aplicación Google Home en el móvil (o tableta). De hecho, creo que la función principal de esta cámara es precisamente ir migrando dispositivos de la aplicación Nest a Google Home.

No es una cámara de vigilancia frente a intrusos como tal. Más bien es una para tener cierto control sobre lo que sucede en un espacio

La cámara se activa cuando detecta movimiento, graba y abre el micro y envía una notificación al móvil. A partir de ese momento se puede interactuar por voz con la persona que ha activado la cámara. Si está controlando una puerta puede servirnos para saber si es alguien que puede entrar o un intruso. Pero, conviene saber desde el primer momento que no es una cámara de vigilancia frente a intrusos como tal. Más bien es una para tener cierto control sobre lo que sucede en un espacio, sea la casa, oficina...

El cable en sí mismo es una pega si queremos utilizarla como cámara de vigilancia. Si se va la luz o se corta intencionadamente, se acabó la vigilancia. No hay batería que mantenga la cámara en marcha ni tampoco red WiFi a la que engancharse.

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Precio ajustado

También es verdad que eso permite un precio bastante más comedido. Mientras que esta Nest Cam cuesta 84,99 euros (está de oferta, ya que el precio oficial es de 99,99 euros), la Nest Cam con batería marca un precio de 184,99 euros (también en oferta; sin oferta, 199,99).

Al precio de la cámara en sí, y si se quiere disfrutar de otras ventajas, como el mantenimiento de más de tres horas de grabación o el reconocimiento facial, hay que añadir el coste mensual de entre cinco y diez euros de la tarifa de Nest Aware.

Bajo mi punto de vista, puede compensar esta Nest Cam para interiores con cable de segunda generación si se cuenta con una red -o se va a montar- de dispositivos Nest: otras cámaras, timbres inteligentes, detector de humos... En caso contrario, hay otras opciones.