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Estadounidenses invirtieron millones para identificar a sacerdotes que usan Grindr y otras apps de citas gay
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Estadounidenses invirtieron millones para identificar a sacerdotes que usan Grindr y otras apps de citas gay

Por Alfonso de Castañeda
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alfondcctelycom4com/8/8/17
lunes 13 de marzo de 2023, 11:00h

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Un grupo de conversadores católicos ha invertido millones de dólares para comprar datos de seguimiento de aplicaciones móviles que identificaba a sacerdotes que usaban apps de citas y contactos gays para denunciarlo a los obispos en Estados Unidos.

Una amplia investigación del diario The Washington Post ha desvelado que Catholic Laity and Clergy for Renewal (CLCR), una ONG sin ánimo de lucro con sede en Denver, invirtió grandes cantidades de dinero para descubrir a los sacerdotes que utilizaban aplicaciones de citas gays como Grindr y Scruff, entre otras.

El proyecto tenía como objetivo “capacitar a la Iglesia para llevar a cabo su misión” para lo cual se proporcionaba a los obispos “recursos basados en pruebas” con los que identificar los puntos débiles en la formación de los sacerdotes.

Este caso representa una nueva frontera en el uso de los datos para la vigilancia en la que los particulares pueden rastrear potencialmente la ubicación y actividades de ciudadanos con información disponible comercialmente, ya que actualmente no hay ninguna regulación en Estados Unidos que prohíba la venta de estos datos.

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La cruzada contra los curas gays

Jayd Henricks, presidente de esta ONG, ha publicado un artículo en First Things en el que muestra su orgullo de formar parte de este grupo con el que busca “ayudar a la Iglesia a ser santa, con todas las herramientas que se le pudieran dar”, entre ellos, los datos recabados.

“Todas las grandes empresas utilizan datos, así que ¿por qué no la Iglesia?”

Para ello “se formó un grupo, Catholic Laity and Clergy for Renewal (CLCR), para estudiar cómo la tecnología podría ayudar a los obispos a afrontar sus mayores retos. Después de todo, todas las grandes empresas utilizan datos, así que ¿por qué no la Iglesia? Tal vez los datos podrían utilizarse para conocer mejor la vida de la Iglesia, por ejemplo, qué tipo de actividades eclesiásticas atraen a la gente a una parroquia, o incluso cuándo y cómo se programan las liturgias”, destaca Henricks.

Los informes finales de estas investigaciones extraen varios asuntos, entre ellos, que “cuando los seminaristas pasan un año sin tecnología al comienzo de sus estudios, la Iglesia puede discernir mejor y más rápidamente si tienen vocación”.

En este sentido, el presidente de CLCR señala que “el tráfico de contenidos obscenos, e incluso delictivos, es un riesgo para la Iglesia y sus hijos, como lo es para el resto de la sociedad; de hecho, como han demostrado repetidos escándalos, el peligro es más agudo debido a la posición privilegiada de la Iglesia como guardiana de las almas y puerta de salvación”.

La organización obtuvo datos entre 2018 y 2021 de múltiples aplicaciones de citas gays como Grindr, Scruff, Growlr y Jack’d, así como de OkCupid

En concreto, la organización obtuvo datos entre 2018 y 2021 de múltiples aplicaciones de citas gays como Grindr, Scruff, Growlr y Jack’d, así como de OkCupid, pero el grueso de la información procede de Grindr, la app mayoritaria entre el colectivo de hombres homosexuales, siendo precisamente este el foco central de la investigación que buscaba encontrar sacerdotes gays.

Tras la investigación se ha realizado un informe enviado a los obispos de Estados Unidos en el que se dice que los datos se obtuvieron de brokers de información que obtienen sus informaciones de los intercambios de anuncios, plataformas que actúan como un mercado de valores para compraventa en tiempo real de anuncios. Así, el CLCR cruzó los datos de localización de las aplicaciones y otros detalles con las ubicaciones de las residencias eclesiásticas, lugares de trabajo y seminarios para encontrar clérigos que supuestamente estaban utilizando estas aplicaciones.

Para ello, la organización ha invertido, al menos, 4 millones de dólares y se han enviado informes a más de una docena de obispos, aunque se desconoce el impacto que ha tenido en los clérigos que han utilizado activamente estas aplicaciones.

Esto demuestra nuevas capacidades de vigilancia bajo las actuales regulaciones que permite Estados Unidos, adentrándose en diferentes ámbitos de la vida de los ciudadanos, como la sexualidad y la religión.

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El foco puesto en la industria publicitaria

Este caso revela una vez más los problemas de la industria publicitaria digital para proteger el anonimato de los usuarios en internet en algunos países, ya que si bien éstos alegan que los datos que se venden van anonimizados al eliminar los nombres, IP y otros datos, los investigadores han demostrado en varias ocasiones que es posible utilizar una gran cantidad de datos de un lugar concreto y volver a identificar a las personas utilizando información adicional.

En este sentido, los datos originales de los intermediarios no contienen los nombres, pero sí suficientes datos de identificación y de localización como para que la organización católica pudiera analizarlos en busca de ubicaciones concretas.

Con ello, los informes enviados a los obispos incluían el tipo de dispositivo, la ubicación, el ID del dispositivo y el proveedor de servicios de internet utilizado, entre otros datos. Así, el CLCR se centró en los dispositivos que pasaban varias noches en una rectoría o si una app de contactos se utilizaba durante un determinado número de días seguidos en algún edificio de la iglesia. Tras ello, se rastreaban otros lugares a los que acudían estos dispositivos siguiendo la información de localización y se cruzaban las direcciones con la información pública.

En este sentido, desde Grindr, Growlr y el grupo Match, propietario de OkCupid y Tinder, entre otras apps de citas, Perry Street Software, propietaria de Scruff y Jack’d, aseguran que ya no comparten datos de localización después de que se hayan producido diferentes incidentes en regiones en las que la homosexualidad está condenada y perseguida, como el caso de Grindr en Qatar en 2018.

“Grindr ha presionado y seguirá presionando a la industria para mantener a los malos actores fuera del ecosistema ad tech”

Precisamente desde Grindr, que cuenta con más de 11 millones de usuarios activos al mes, ha mostrado su indignación por “las acciones de estos justicieros anti-LGBTQ. Grindr ha presionado y seguirá presionando a la industria para mantener a los malos actores fuera del ecosistema ad tech, particularmente en nombre de la comunidad LGBTQ", ha expresado Patrick Lenihan, portavoz de Grindr.

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¿Sería esto legal en Europa?

“El proveedor que gestiona localizaciones de usuarios puede trazar los movimientos de estos y conocer diferentes ubicaciones, que permiten en muchos casos crear "patrones" o perfiles”

Según explica Jesús P. López Pelaz, director del Bufete Abogado Amigo, “técnicamente es muy sencillo para un proveedor de servicios realizar un seguimiento de sus usuarios. Muchas apps incluyen la geolocalización para ofrecer servicios de proximidad o poner en contacto a usuarios cercanos. El proveedor que gestiona localizaciones de usuarios puede trazar los movimientos de estos y conocer diferentes ubicaciones, que permiten en muchos casos crear "patrones" o perfiles que encuadran al usuario en una clase social o trabajo”.

El caso reabre el debate sobre los problemas de privacidad que existen en Estados Unidos, afrontados en su mayoría en Europa con las nuevas regulaciones, especialmente el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD), en vigor en todos los estados miembros de la Unión Europea, incluido España, desde el 25 de mayo de 2018.

“En Europa deben tratarse los mínimos datos indispensables para el fin que se persigue con ello”

Así, en la Unión Europea, la actual normativa establece que las entidades que traten datos de carácter personal deben seguir una serie de principios en el tratamiento de la información, como la minimización de los datos y la confidencialidad. Es decir, “deben tratarse los mínimos datos indispensables para el fin que se persigue con ello, velando siempre en cada proceso por preservar el secreto de la información que se recabe sobre las personas, por lo que la regla no debería ser que sea tan fácil”, Joanna Moreno, abogada experta en nuevas tecnologías y protección de datos y CEO de Artem Iuris.

“En Estados Unidos no se protege la protección de datos, sino la privacidad. Se protege lo que es privado, mientras el usuario lo mantiene privado”

Así, López Pelaz advierte que “en Estados Unidos no se protege la protección de datos, sino la privacidad. No es una mera diferencia terminológica sino que son conceptos de profundo calado”. Mientras que en Europa “nuestros datos personales lo son con independencia de que se los facilitemos a una empresa, y el responsable de un tratamiento queda obligado por multititud de deberes para garantizar el adecuado tratamiento de estos. En EEUU, sin embargo, se protege lo que es privado, mientras el usuario lo mantiene privado”, matiza el abogado. Sin embargo se le reconoce capacidad para “disponer de su privacidad y que determinados datos dejen de serlo, comunicarlos o facilitarlos a un proveedor y desde ese momento sus relaciones se rigen por lo pactado entre ambos. Es decir, desde que aceptas dar tus datos a una empresa, se rige por lo que quiera hacer esa empresa o hayas aceptado en las condiciones de uso”, explica el director de Abogado Amigo.

En esta línea, Moreno apunta que “la localización de una persona se considera un dato de carácter personal, puesto que es información sobre una persona física identificada o identificable, es decir, que puede determinarse su identidad a partir de dicha información”.

De este modo, en Europa cuando una entidad recaba datos de carácter personal está “obligada a informar a su titular de la información que va a recabar, cómo la va a almacenar, durante cuánto tiempo, el uso que le va a dar y si lo va a compartir con un tercero”. Así, salvo que haya una base que lo permita (cumplir un contrato, información a organismo judicial, a la administración pública, etc.), “los datos personales no pueden ser transferidos a un tercero diferente a quien los ha recabado para un determinado fin”.

La regulación euroea prohíbe que el responsable del tratamiento modifique la finalidad del tratamiento de los datos personales

La regulación actual va más allá y prohíbe también que el responsable del tratamiento modifique la finalidad del tratamiento de los datos personales, salvo que haya un consentimiento expreso de su titular.

En este punto incide López Pelaz, quien apunta que “en Europa la recopilación de datos personales queda sujeta a determinados principios como la idoneidad: el dato sólo puede recogerse cuando es necesario para la finalidad perseguida por el proveedor. Incluso siendo recogido idóneamente, cuando va a ser objeto de cesión debemos consentirlo expresamente”.

Foto: Depositphotos

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