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jueves 16 de febrero de 2023, 10:00h

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El regreso de Motorola a la gama alta más premium se traduce en un dispositivo con un rendimiento envidiable y un precio muy atractivo

Motorola está incrustada en la mente de la mayoría de usuarios como una marca de teléfonos de gama media, y es normal pues su desempeño en este sector del mercado ha sido excelente desde el lanzamiento del primer Moto G. Sin embargo, la firma lleva un tiempo haciendo un gran esfuerzo para regresar a la cumbre, a las grandes ligas. La codiciada gama alta premium es donde una marca demuestra que tiene la capacidad de competir al máximo nivel, de la mano de los dispositivos más punteros y sofisticados.

Con el Edge 30 Ultra, la firma perteneciente a Lenovo ha mostrado sobradamente que tiene las armas para competir, pero no ha olvidado la filosofía de ofrecer mucho por menos. El precio del equipo es, de media, unos 200 euros más barato que la competencia directa. Menos de 900 euros por unas prestaciones que solo se podían encontrar por, mínimo, unos 1.200 euros. Un nuevo golpe en la mesa de una marca experta en ofrecer una excelente relación calidad-precio, y con el claro objetivo de reconquistar la gama alta. ¿Podrá lograrlo?

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Un diseño a la altura de las circunstancias

Para jugar en las grandes ligas es necesario un diseño acorde. Motorola se ha esforzado para que así sea, entregando un equipo elegante y con un acabado premium. El dispositivo gana mucho en persona, especialmente por el acabado de su trasera, que con su textura arenosa suave recuerda ligeramente al famoso OnePlus en su versión de color ‘Sandstone’ que tan popular fue en su momento.

El Edge 30 Ultra es un móvil grande, de eso no hay duda. Culpable de ello es su gran pantalla de 6,67 pulgadas. De esta forma, sus medidas son las siguientes; 16,1 centímetros de largo y 7,3 de ancho. Grande, sí, pero acorde a la gama premium en la que se encuadra, en la que el gran tamaño de sus equipos es una característica común. Ejemplos dentro de esta gama son el recién presentado Galaxy S23 Ultra, o el Oppo Find X5.

No resulta un dispositivo especialmente incómodo de usar pese a su tamaño, pero sí se debe tener en cuenta que es ligeramente resbaladizo

La unidad de pruebas se corresponde con el color ‘Interstellar Black’, pero también está disponible en una tonalidad más clara, ‘Starlight White’, una suerte de blanco perlado con acentos de tonalidad plateada. El color negro tiene acabados mate en la totalidad del equipo, tanto en los marcos de aluminio como la trasera de cristal. Sin embargo, el acabado de esta (por su textura) brilla al ser golpeada directamente por una fuente de luz.

La botonera se ubica en el marco derecho, tanto el control de volumen, como el botón de bloqueo. No obstante, este último cuenta con una textura rayada para poder diferenciarse fácilmente, incluso a oscuras. El equipo no es especialmente fino, tiene un grosor de 8,4 milímetros, pero se disimula bastante con los bordes curvados de la pantalla. Su peso es de casi 200 gramos. No resulta un dispositivo especialmente incómodo de usar pese a su tamaño, pero sí se debe tener en cuenta que es ligeramente resbaladizo, por lo que darle uso a la funda de plástico transparente que viene incluida en la caja no es mala idea para darle una capa extra de protección frente a caídas accidentales. La caja, por cierto, está hecha de materiales reciclados y sin tintes contaminantes. El resultado es un envoltorio un poco soso, pero un buen gesto en pos de un planeta más verde.

Pantalla y sonido: Casi sobresaliente

La pantalla del Edge 30 Ultra es otra demostración de que Motorola es capaz de competir de tú a tú con los grandes del mercado en las gamas más altas, e incluso superarlos en algunos detalles.

Motorola es capaz de competir de tú a tú con los grandes del mercado en las gamas más altas, e incluso superarlos en algunos detalles

El panel que monta el 30 Ultra tiene la tecnología pOLED, mediante la cual es capaz de mostrar colores vibrantes sin estar saturados en exceso, así como negros puros. Cuenta con una tasa de refresco de 144 Hz, superior a la gran mayoría de la competencia, cuyo máximo se suele situar en 120 Hz. Esto confiere al 30 Ultra una fluidez envidiable, que se acentúa con los 360 Hz de muestreo táctil, haciendo de la pantalla una de las más responsivas del mercado.

La pantalla cuenta con la certificación DCI-P3, que se materializa en unos colores más vivos e intensos. Además, es compatible con la tecnología HDR10+ para una mejor experiencia de visualización de contenido multimedia.

La resolución del panel es FullHD+ (2400 x 1080 píxeles), que arroja una densidad de píxeles por pulgada de 394. Si bien es cierto que hay otros dispositivos dentro de su misma categoría -aunque con precios sensiblemente superiores- que cuentan con una resolución ligeramente mayor, no es algo que se eche en falta. La pantalla del Edge 30 Ultra es muy nítida, mostrando gran nivel de detalle y es apenas imposible ver píxeles individuales. Lo que sí podría haber mejorado es el brillo del panel, que en este caso es de 1200 nits en su pico máximo. No es que sea especialmente bajo, pero queda claramente por detrás de otros dispositivos de la gama alta premium.

En lo referido a la forma de la pantalla, y como bien indica su nombre Edge, esta sigue la tendencia del mercado de paneles curvados en sus bordes. Esta decisión, que es principalmente estética, con el objetivo de conseguir la ilusión visual de una pantalla sin marco, es siempre controversial. Tiene sus partidarios y detractores. Objetivamente, consigue un bonito resultado estético, pero tiene su lado negativo. Al ser el marco tan pequeño, cuando el usuario sujeta el dispositivo, va a incidir en toques accidentales que el software debería reconocer como tal, pero no funciona en todas las ocasiones, de forma que se producen los llamados toques fantasma.

Por otro lado, el sonido del Edge 30 Ultra es excelente. Cuenta con un par de altavoces estéreo -uno en el frontal y otro en el marco inferior- de una gran calidad, que producen un sonido limpio y muy potente, sin apenas distorsión incluso en los niveles de volumen más altos. Cuenta además con la tecnología de Dolby Atmos que adapta el sonido y lo mejora para cualquier periférico que le conectemos. La diferencia es realmente notable con, por ejemplo, unos auriculares inalámbricos, donde se puede apreciar una mejoría en la nitidez del sonido y un aumento del volumen. En resumen, un 10 para el sonido de este equipo, este es el nivel de detalle al que Motorola debería aspirar para ser competitivo en las gamas altas.

Experiencia de uso: Motorola y Android Puro, una historia de amor

Una de las grandes ventajas de adquirir un teléfono firmado por Motorola es su excelente software. Por supuesto, con su equipo más avanzado hasta la fecha no iba a ser diferente, y encontramos la misma mezcla de funcionalidad y Android apenas sin añadidos que tan buenos resultados suele ofrecer.

De esta forma, el Edge 30 viene con Android 12 (la actualización a la versión 13 ya ha comenzado a llegar a algunos equipos) sin modificaciones, ‘puro’, como se le suele llamar. Los únicos añadidos de la firma del grupo Lenovo son una aplicación llamada “Moto” desde la que se puede modificar el aspecto de la interfaz y ajustar ciertos elementos para que todo esté acorde a como lo desea el usuario. Tampoco hay que obviar los Widgets propios de Motorola, además de sus ya famosos gestos como agitar el terminal para encender la linterna. En definitiva, funcionalidad y personalización, sin añadidos no deseados que lastran la experiencia. Como es habitual, buena nota para Motorola en el apartado del software.

En cuestiones de seguridad y biometría, el Edge 30 Ultra cuenta con las dos metodologías más comunes. Ambas funcionan de forma correcta, pero no cuentan con el mismo nivel de seguridad debido a sus sensores. El reconocimiento facial, pese a ser bastante rápido y apenas presentar fallos, utiliza para su funcionamiento únicamente la cámara delantera, por lo cual puede ser trucado de forma más o menos sencilla con una fotografía. Por otro lado, y mucho más seguro, se encuentra el lector de huellas. Está situado bajo la pantalla y, para lo grande que es la misma, queda demasiado cerca del borde. Hubiera sido mucho más cómodo de utilizar si se situase ligeramente más arriba, sin forzar al dedo a desplazarse tanto, poniendo en riesgo la estabilidad de la sujeción. No obstante, el sensor es excelente, con lecturas rapidísimas y muy raramente fallando.

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Cámara, la asignatura pendiente

Con el Edge 30 Ultra Motorola ha ido demostrando apartado por apartado que puede competir en la gama más alta en todos los apartados con aciertos de mayor o menor medida. La cámara, por desgracia, no está a la altura de las circunstancias. No es que tenga una mala cámara, pero no alcanza el nivel de las grandes ligas en las que la marca de Lenovo había puesto el foco, hay margen de mejora.

Y bien, ¿cuál es el principal problema de este sistema fotográfico? La importancia -o más bien poca importancia- de los números. Con la cámara del Edge 30 Ultra, Motorola no ha hecho otra cosa más que presumir de números: “la cámara con la resolución más alta del sector”, reza el eslogan de la propia página web del dispositivo. Esto se debe a que el sensor principal cuenta con la impresionante cifra de 200MP. Sin embargo, el excelente Google Pixel 6a solo tiene 12MP, y saca mejores fotografías. Los megapixeles no lo son todo, esto es algo que la gran mayoría de usuarios ya sabe, y las marcas siguen enfocando su marketing a los números, cuando no son, ni de lejos la parte más relevante.

Pues bien, como la cosa va de números, estos son los que monta el Edge 30 Ultra y su sistema de triple cámara. El sensor principal, como ya se ha mencionado en el anterior párrafo es el modelo ISOCELL HP1, firmado por Samsung y que sí, cuenta con nada más y nada menos que 200MP. Su apertura es de f/1.9, por lo que hará un buen trabajo incluso con luz tenue. Por otro lado está el telefoto, de “únicamente” 12 MP y fabricado en esta ocasión por Sony. La firma coreana Samsung repite en el ultra gran angular con un sensor de 50 MP.

Una vez repasada la hoja de especificaciones de la que tanto presumen las marcas a la hora de vender sus terminales, es momento de analizar los resultados. De nuevo, no es ni de lejos una mala cámara, pero no está a la altura de un gama alta-premium. El principal problema se encuentra en el (sobre)procesado de las imágenes. Motorola realiza demasiados ajustes a las fotos, de forma que el resultado, aunque a veces muy llamativo, no representa la realidad de forma correcta.

Esta situación se puede observar sobre todo en cómo muestra los colores en el modo de fotografía normal. Sufre del mismo problema que las cámaras de los Samsung de hace dos o tres generaciones. Satura los colores con tanta intensidad que aunque estos luzcan muy vibrantes, no son nada parecidos a los de la realidad. Esto dependerá de los gustos de cada usuario, pero es preferible un tono más natural, y si la preferencia es a una mayor saturación, que se pueda editar a posteriori.

La situación con el color es algo más de preferencia de cada usuario, pero el sobreprocesado de las imágenes no. La búsqueda de detalle extremo con efecto digital otorga a las imágenes una apariencia muy artificial. En otras ocasiones ocurre todo lo contrario, y algunos elementos parecen carentes de nitidez, con las texturas tan suaves que se asemeja más a una pintura. Son detalles que un dispositivo de este nivel no se puede permitir si quiere ser competitivo.

Sin embargo, no todo es negativo. El rango dinámico suele ser correcto en la mayoría de fotos con contrastes entre luces altas y bajas, y la combinación entre estabilización óptica (en el sensor principal) y electrónica permiten capturar sin movimiento y zonas borrosas. Además, no hay ningún tipo de retraso: al presionar el obturador, el móvil toma la foto instantáneamente, un problema más frecuente de lo que parece incluso en la gama alta. En vídeo, se puede grabar hasta 8K, y diversos modos de cámara ultra-lenta.

Rendimiento y batería: Matrícula de honor

Para el Edge 30 Pro, Motorola ha decidido optar por los componentes más avanzados del mercado, y se nota, porque su rendimiento es de libro.

El procesador que monta este dispositivo es el Snapdragon 8+ Gen 1 de Qualcomm, uno de los chips más potentes de la actualidad, de 4 nanómetros, y cuyo buen rendimiento está más que probado. Viene acompañado de la GPU Adreno 730.

El dispositivo vuela, tanto en la navegación por el sistema, que es realmente fluida, como al enfrentarse a tareas más demandantes

Con esta configuración el dispositivo vuela, tanto en la navegación por el sistema, que es realmente fluida, como al enfrentarse a tareas más demandantes como juegos de gráficos intensos, o edición de fotografía y vídeo.

En cuestiones de calentamiento del equipo, esto no supone para nada un problema. La generación anterior del Snapdragon Gen 1 tenía ciertos problemas con las altas temperaturas que alcanzaban los equipos al enfrentarse a tareas exigentes. Por suerte, este problema es cosa del pasado gracias a la avanzada optimización del nuevo procesador. El único momento en el cúal se puede apreciar una ligera, pero apreciable subida de la temperatura, es al cargar el dispositivo.

Y hablando precisamente de carga y autonomía, este es otro punto en el que Motorola ha demostrado que puede hacer un equipo con excelentes prestaciones, acordes a lo esperado de un gama alta. El Edge Ultra cuenta con una gran batería de 4.610 mAh mediante la cual es posible obtener unas 6 horas de pantalla. Esto se traduce en un día y medio o dos de autonomía con un uso ligero. Una cifra nada desdeñable.

Lo mejor del apartado de la batería es la carga rápida con la que cuenta el Edge 30 Ultra. Nada más y nada menos que 125W, con el cargador y el cable incluidos en la caja. Con semejante potencia se puede obtener una carga completa en menos de 26 minutos. Asimismo, cuenta con carga inalámbrica de 50W y carga inalámbrica reversible para utilizar la batería del propio móvil para cargar otros dispositivos, como unos auriculares bluetooth.

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Conclusión ¿Me lo compro?

La respuesta depende en gran medida de la importancia que uno le otorgue a la cámara. Si es el aspecto que más valoras a la hora de comprar un nuevo móvil, es mejor buscar en otro lado. Sin embargo, esta es la única pega de un móvil sobresaliente en sus demás apartados. Una gran pantalla con aún mejor sonido. El rendimiento mueve con fluidez cualquier cosa que le arrojes, y su carga ultra-rápida te proporciona días de autonomía en minutos.

No hay que olvidar que este dispositivo, pese a contar con características propias de la gama alta premium, tiene un precio mucho más competitivo. Menos de 900 euros de salida, sin contar con la gran cantidad de ofertas que existen en la actualidad para hacerse con él por mucho menos.

Nota: 8,75/10

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