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El debate de la sociedad distópica o la ignorancia digital; feliz 2022
(Foto: rawpixel.com)

El debate de la sociedad distópica o la ignorancia digital; feliz 2022

Por Pilar Bernat
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pbernattelycom4com /7/7/16
jueves 30 de diciembre de 2021, 22:27h

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A veces me pregunto por qué las personas que, en el pleno ejercicio de su libertad, no quieren vacunarse, se dedican a intentar justificarse a sí mismos dando ‘la brasa digital’ a los millones de ciudadanos del mundo entero que han dado un paso al frente por razones de salud pública, por la protección de sus familias o el amor a esa vida que ellos, los llamados negacionistas, aseguran vamos a perder en aras de una sociedad que ahora han dado en llamar distópica y que intentan explicar de forma falaz vinculando el pasaporte covid a los procesos de digitalización.

Pues, en el bolsillo llevamos el DNI

De siempre es sabido que la ignorancia no sólo es soberbia, sino que lleva aparejado un miedo por lo desconocido que invita a difundir teorías que carecen de lógica y que otros en similares circunstancias reciben y redifunden con orgullo, convencidos de que tienen información que la mayoría desconocen o eluden. Y lo digo porque todas esas personas que ven un futuro distópico por la generalización del uso del pasaporte Covid, tal vez olvidan que, en España, desde 1951 se utiliza el Documento Nacional de Identidad para todo, incluso para entrar en muchos edificios, para sacarte un abono transporte, para hacer la compra online o para pedir una consulta de estética: para todo.

El DNI recoge todos nuestros datos básicos (nombre completo, apellidos, nombre de los padres, dirección, lugar de nacimiento, etc.) y permite el control no sólo por parte de las autoridades, sino de infinidad de organismos

El DNI, basado en el modelo presentado por el ganador de un concurso de ideas, Aquilino Rieusset Planchón, recoge todos nuestros datos básicos (nombre completo, apellidos, nombre de los padres, dirección, lugar de nacimiento, etc.) y permite el control no sólo por parte de las autoridades, sino de infinidad de organismos, empresas, instituciones, asociaciones, centros de educación, de deportes, clubes… Ya hace años, ese DNI se convirtió en un documento informatizado al que después se sumó un chip y hoy, ya denominado DNIe, tiene versión 3.0 y esconde muchos más datos nuestros de los que pueda incluir el carnet de vacunación (que también hemos tenido todos desde que nacemos); el cual, como la mayoría de los documentos siglo XXI suma para el Covid un código QR (la evolución del código de barras que todos conocemos) que, simplemente, facilita su lectura y autentificación electrónica, como si fuera un billete de tren o de avión.

Entre la imaginación y una realidad a corregir

Esas personas que distribuyen vídeos e imágenes en el que se asocia el uso del Big data y la inteligencia artificial al control de la humanidad mediante el pasaporte Covid, no se aleja mucho de otros movimientos históricos y novelas de ciencia ficción que en los cambios de milenio, de siglo o ante la irrupción de novedades mecánicas, técnicas, electrónicas o digitales han visto todo tipo de caos, controles gubernamentales, pérdida de libertades y derechos básicos e incluso un mundo con miles de personas abocadas a la robotización masiva.

Y sí, la adaptación al mundo digital no está siendo fácil, sobre todo porque ante cualquier novedad, la ciudadanía, los empresarios y los políticos han decidido actuar por impulsos, por modas efímeras, por tendencias que asumen como propias por no parecer que se quedan atrás y poder sentirse abanderados de la revolución digital; pero que en muchas ocasiones lo que hacemos es detonar fenómenos bastante más peligrosos que ponerse una vacuna abalada médica y químicamente, la cual lleva aparejado un documento digital que hasta ahora sólo sustituye el antiguo ‘reservado el derecho de admisión’. Valgan como ejemplo la ciberseguridad; las noticias falsas y los inventos elaborados; la manipulación de la intención de voto mediante perfiles digitales; el éxito de los videojuegos violentos; el ciberbulling; el aislamiento digital; la desinformación general; el descenso del nivel cultural y formativo; la distopía personal, que no social y, efectivamente, la monopolización global y exceso de poder de las multinacionales de Internet, sean americanas o chinas. Esas y otras muchas cosas tienen que atravesar un periodo de legislación y corrección, que llegará.

A todos los ciberparanoicos que han encontrado en la salud su escudo de superhéroes, habría que recordarles que le resto de la humanidad ha aceptado sin placer alguno hacer colas para recibir pinchazos

A todos los ciberparanoicos que han encontrado en la salud su escudo de superhéroes, habría que recordarles que el resto de la humanidad ha aceptado sin placer alguno hacer colas para recibir pinchazos, ha admitido con inquietud medicamentos con poca trayectoria en los laboratorios; se ha resignado a utilizar mascarillas fatigantes o ha valorado limitar su vida social por algo que ellos predican pero no practican, la preocupación por el presente y el futuro de nuestros congéneres y eso que se suele denominar el bien común.

Nuestros deseos digitales

Nuestro deseo para 2022 es que el virus desaparezca; pero si permanece, que aprendamos a convivir con él, preferiblemente con medicamentos e instrumentos curativos, no preventivos o paliativos. Que lo bueno de la digitalización que ha calado en la sociedad permanezca y se utilice con sabiduría no con picaresca. Que la legislación europea que debe regular el mercado y los servicios digitales llegue a buen fin para el mejor funcionamiento de las sociedades democráticas, el libre mercado y el bienestar general. Que la cultura binaria (la de los ceros y los unos, no las otras) y las redes de transmisión de datos se extiendan hasta los confines de la tierra con el único fin de que el mundo tenga acceso a la educación, a las nuevas oportunidades laborales, a la telemedicina, la comercialización directa de su esfuerzo, el teletrabajo bien entendido, la eAdministración o la desaparición de la distancia para una mejor comunicación.

Todo lo mejor para nuestros lectores, sus familias y amigos para este 2022 que ahora comienza

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