www.zonamovilidad.es
lunes 19 de septiembre de 2022, 09:00h

Escucha la noticia

La transformación digital se sustenta en gran medida en las habilidades digitales, en el sentido más amplio, de la ciudadanía, que, a la vez, abren la puerta a las personas para gozar de las oportunidades que ofrece el siglo. En un mundo tecnológico esto se traduce en la capacidad para encontrar empleo con más facilidad, en resultar más productivos y también más creativos, y en poder garantizar la propia seguridad, protección y salud en un entorno conectado.

La brecha digital de género hace alusión a la disparidad que existe entre hombres y mujeres en relación con las oportunidades de acceso a los recursos digitales, su uso y la capacidad para adquirir las habilidades necesarias para el trabajo y la vida cotidiana en sociedades que hacen uso intensivo de la información y el conocimiento.

Closingap ha calculado el coste de oportunidad que implican las brechas digitales de género en términos económicos y de bienestar individual. Para la mujer, la brecha implica no poder acceder a puestos de trabajo tecnológicamente más intensivos y mejor remunerados y, en cambio, tener que desempeñar ocupaciones en riesgo de automatización. A la vez, la necesidad de conciliar la vida profesional y la personal hace más difícil el reciclaje laboral para la mujer.

En la economía, esta disparidad provoca la precarización del mercado laboral femenino, y socialmente puede abocar a un diseño del futuro basado excesivamente en una visión androcéntrica. Finalmente, para el Estado la exclusión de la mujer de la economía digital supone una merma de los potenciales ingresos fiscales del trabajo, y un despilfarro ligado al desaprovechamiento de la formación recibida, al renunciar las mujeres a postular a trabajos de intensidad digital.

Las principales brechas digitales de género están relacionadas con la formación y el mercado de trabajo

De acuerdo con ONTSI, en términos generales no existe una brecha de género en el acceso a internet, pues la proporción de mujeres que lo utilizan es la misma que la de los hombres, el 91% (la media de la Unión Europea se sitúa en el 85%). Solamente se aprecia una pequeña brecha al analizar el nivel formativo, pues en un estrato más bajo los varones superan a las mujeres en dos puntos porcentuales.

En cuanto a los usos de internet, en este aspecto sí se observan diferencias de género. Closingap identifica como una brecha que las mujeres destacan en las habilidades digitales de información y comunicación, mientras que los hombres lo hacen en la resolución de problemas digitales y software, aunque, reconoce en su informe, que es una diferencia que no aparece entre las nuevas generaciones.

El informe de ONTSI ha detectado que de media el 58% de las mujeres españolas de entre 16 a 74 años tienen habilidades básicas o por encima de las básicas, porcentaje 4,6 puntos porcentuales menor que el de los hombres. Sin embargo, esta desventaja se invierte según se reduce la edad, de forma que entre las mujeres más jóvenes (de 19 a 24 años) las que poseen habilidades avanzadas son porcentualmente más numerosas que los hombres.

El 58% de las mujeres españolas de entre 16 a 74 años tienen habilidades básicas o por encima de las básicas.

En España, las principales brechas digitales de género, más que con el acceso y uso de internet, están relacionadas con la formación y el mercado de trabajo. Por una parte, como indica el análisis de Closingap arriba citado, es notable la menor presencia de la mujer en empleos de elevada intensidad tecnológica, y, en cambio, hay ocupaciones con altos porcentajes de trabajadoras que presentan un mayor riesgo de automatización. Entre otras consecuencias, la brecha identificada en las profesiones más digitales se puede acabar traduciendo en una brecha salarial, al estar las mujeres excluidas de las profesiones mejor remuneradas.

Solo el 21% son mujeres trabaja en profesiones STEM

En un mundo cada vez más digital como en el que vivimos, las profesiones STEM son las que acaparan un mayor protagonismo, y son precisamente las que cuentan con una menor representación de mujeres. De los 4,2 millones de ocupados STEM en España apenas un 10% trabajan en los sectores más digitales de la economía española, de los que solo el 21% son mujeres (frente al 79% masculino), esto es, por cada hombre en esta situación hay 0,3 mujeres, proporción que delata una importante brecha de género. El informe de Closingap calcula que equiparar el número de mujeres con el de hombres reportaría en torno a 31.200 millones de euros al año a la economía española.

Los datos del Instituto Nacional de Estadística confirman la escasa presencia femenina dentro de las profesiones digitales, pues tan solo una tercera parte de las empresas de más de 10 empleados que cuentan con especialistas en TIC tienen en plantilla mujeres especialistas en TIC, si bien la cifra supera el 60% en el caso de las más grandes. Y de aquellas compañías que efectivamente cuentan con personal femenino en ese tipo de ocupaciones, este supone alrededor de la cuarta parte, es decir, que hay una por cada tres hombres.

La baja presencia de mujeres en sectores de tecnología avanzada explica los sesgos de género que afectan a la inteligencia artificial. Un informe de la Fundación Alternativas los clasifica en dos grupos: sesgos de datos y de diseño. El primer aspecto son los datos, el combustible de la inteligencia artificial actual, basada en el machine learning o aprendizaje automático. Estos algoritmos aprenden a base de consumir ingentes cantidades de datos, sin embargo, nadie puede garantizar que la información que reciben los algoritmos sea realmente representativa.

De hecho, se trata de datos que reproducen los mismos sesgos que existen en las sociedades. Por ejemplo, Amazon empezó a utilizar la inteligencia artificial para llevar a cabo las contrataciones, entrenando al algoritmo sobre el ideal de empleado y utilizando datos de las contrataciones realizadas en los diez años precedentes. El problema es que los puestos técnicos durante ese periodo habían sido ocupados en su mayoría por hombres, por lo que el sistema determinó que las candidatas no se ajustaban al perfil requerido por la empresa.

La segunda categoría corresponde a los sesgos de diseño, es decir, los prejuicios que vierten en la inteligencia artificial los propios diseñadores de esta. Por ejemplo, es muy común que los chatbots de atención al público tengan una voz femenina, lo que lleva al plano tecnológico el rol estereotipado de la mujer como asistente, como recepcionista o como empleada de atención al cliente. También los asistentes de voz suelen tener voces femeninas —Siri de Apple, Alexa de Amazon, Cortana de Microsoft, y Google Assistant—, y sus creadores les asignan una personalidad específica de mujer.

España, uno de los países con mayor tasa de desempleo femenino en el sector tecnológico y científico

Leer más

Las causas de esto están relacionadas con la escasa presencia de mujeres en los equipos que desarrollan sistemas basados en inteligencia artificial. De acuerdo con el informe de la Fundación Alternativas, en la Unión Europea la brecha digital de género en actividades de programación era de 8 puntos en 2014; las mujeres solo representan el 12% de los autores de artículos en las principales conferencias sobre machine learning y el 13,83% de los miles que se escriben en general sobre inteligencia artificial.

Hay que buscar las causas de esta brecha en la escasa presencia relativa de mujeres en la formación relacionada con las disciplinas STEM. Los datos analizados curso tras curso revelan que mientras que en torno al 36-37% de los hombres universitarios se matriculan en este tipo de carreras, la proporción de mujeres se queda alrededor del 14%.

España se sitúa en el grupo de países con nivel medio alto de desarrollo digital de la mujer, en el puesto octavo del listado de Estados miembros, y con una puntuación global (en una escala entre 0 y 100) por encima de la media: 59,1 frente a 53,2, respectivamente. Dentro del epígrafe sobre uso de internet, las cifras denotan que las mujeres de España presentan una situación mejor que la media europea en todos los aspectos considerados, y muy en línea con los datos masculinos, excepto en dos apartados, la banca electrónica y la Administración digital, en donde el porcentaje de usuarias es cuatro puntos porcentuales menor que el de usuarios, en ambos casos.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios